Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

domingo, 27 de febrero de 2011

(48) Últimos bailes para un dictador
Ultimi balli per un dittatore

Por lo que parece, el despiadado dictador libio está acorralado y es sólo cuestión de horas, de días a lo sumo, para que – ¡Inch’Allah! – el pueblo libio pueda intentar la senda de la participación en la decisiones que conciernen sus propias vidas.
  Mientras tanto, toda munición es válida. Hasta el apoyo con la guerra psicológica a golpes de humor. He aquí un ejemplo que está haciendo furor en la Red, gran protagonista de esta ola que está intentando cambiar el rostro y la historia del Norte de África y de Oriente Medio.
  El montaje de este “Zenga Zenga” (Callejón por callejón) es Noy Alooshe, joven israelí de origen tunecino, que con la propias palabras de uno de los últimos delirantes discursos de Gadafi ha querido ridiculizar al “monstruo” y llevar una sonrisa entre los sublevados. Todo a partir de la amenaza del déspota: "Buscadlos edificio por edificio, casa por casa, calle por calle...".
  También esta es comunicación.



A quanto pare, lo spietato dittatore libico è alle strette ed è solo questione di ore o di giorni affinché – Inch’Allah! – il popolo possa tentare d’intraprendere il cammino verso la partecipazione alle decisioni che riguardano la sua esistenza.
  Nel frattempo, tutte le munizioni sono buone. Perfino il sostegno con la guerra psicologica a colpi di umore. Ecco un esempio che sta facendo furore nella Rete, grande protagonista di quest’ondata che sta cercando di cambiare il volto e la storia dell’Africa settentrionale e del Medio Oriente.
  Il montaggio di questo “Zenga Zenga” (Vicolo per vicolo) è di Noy Alooshe, giovane israeliano originario di Tunisi che con parole tratte da uno degli ultimi deliranti discorsi di Gheddafi, ha voluto ridicolizzare il “mostro” e portare un sorriso dissacratore tra i sollevati. Tutto a partire dalla minaccia del despota: "Cercateli edificio per edifico, casa per casa, strada per strada...".
  Anche questa è comunicazione.

Y para quienes entienden el árabe, aquí va otro vídeo.
E per chi capisce l'arabo, ecco un altro video.



viernes, 25 de febrero de 2011

(47) Jueces justicieros. ¿Y los periodistas?
Giudici giustizieri. E i giornalisti?

El juez justiciero es «un ser inmaduro que hace suyos los ideales adolescentes de arreglar el mundo, un psicópata que ha perdido el contacto con la realidad, que no tiene conciencia de la modestia de sus esfuerzos y de sus posibilidades de error, que se mueve en un escenario imaginario donde necesita un público que aplauda sus hazañas y cuyos halagos busca desesperadamente para fortalecer su desviada propensión. Vive en el universo de sus fantasías, donde son enemigos cuantos no están de acuerdo con él. Lo grave es que cuando este personaje opera en un contexto dominado por los medios de comunicación, como hoy sucede, se produce un efecto sinergético explosivo».

Desde “El desgobierno judicial”, del profesor Alejando Nieto García, catedrático de Derecho Administrativo y ex presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

¿Queremos jugar? Bien. Sustituyan Uds. “juez” por periodista, editorialista, columnista, articulista, comentarista, analista, “todologo”, conductor de programas de radio y televisión…
  No tengo dudas. Cada uno de nosotros podría sustituir estas actividades hasta con nombres y apellidos. Una lista bien larga.
  Que tengan Uds. un buen fin de semana.

The Old Bailey is probably the most famous criminal court in the world and has been London's principal criminal court for centuries. On the dome above the court is to be found the statue of Lady Justice, a woman holding in her right hand a sword standing for the power to punish, and in her left hand a balance standing for equity.

Il giudice giustiziere è «un essere immaturo che fa propri gli ideali adolescenziali di mettere a posto il mondo; è uno psicopatico che ha perso il contatto con la realtà, che non ha coscienza della modestia dei propri sforzi e delle sue possibilità di errare; è un essere che si muove su uno scenario immaginario in cui ha bisogno di un pubblico che applauda le sue imprese e i cui elogi anela disperatamente per rafforzare la sua deviata propensione. Vive nell’universo delle sue fantasie, dove sono nemici tutti coloro che non sono d’accordo. Ciò che è grave è che quando questo personaggio opera in un contesto dominato dai mezzi di comunicazione, come oggi accade, si produce un effetto sinergético esplosivo».

Da “El desgobierno judicial”, del professor Alejando Nieto García, docente di Diritto Amministrativo ed ex presidente del Consiglio Superiore spagnolo per la Ricerca Scientifica (Csic).

Vogliamo giocare? Provate a sostituire “giudice” con giornalista, editorialista, articolista, commentatore, columnist, tuttologo, conduttore…
  Non ho dubbi. Ciascuno di noi potrebbe pure sostituire tutte queste attività con precisi nomi e cognomi. Una lista ben lunga.
  Buon fine settimana a tutti.


martes, 22 de febrero de 2011

(47) En la otra orilla del Mediterráneo se matan y aquí damos asco
Sulla sponda opposta del Mediterraneo si uccidono e qui facciamo schifo

¡Alucinante!
  Leo los periódicos, escucho o asisto a debates radiofónicos y televisivos, aquí y allá.
  El norte de África y Oriente Medio arden y políticos y periodistas hablan más del riesgo islamista, de las posibles masivas inmigraciones clandestinas, del desabastecimiento de petróleo y de gas, de la pérdida de suculentos negocios y puestos de trabajo.
  El anhelo de libertad de los pueblos, los sangrientos coletazos de los dictadores y las masacres, la sangre vertida, todo eso se liquida con prudentes llamadas a la contención, sin apuntar al sátrapa de turno. Y punto.
  Los temores pueden ser comprensibles, pero hay prioridades irrenunciables.
  Pues viendo y escuchando, entran ganas de dimitir. Dimitir de Europa, de Occidente, de esta hipócrita nuestra sociedad que comienza a dar asco.

Allucinante!
  Leggo i giornali, ascolto e assisto a dibattiti radiofonici e televisivi, qua e là.
  L’Africa Settentrionale e il Medio Oriente ardono e politici e giornalisti parlano più del rischio islamista, delle possibili massicce immigrazioni clandestine, dei rischi per le forniture di petrolio e gas, della perdita di succulenti affari e posti di lavoro.
  L’anelo di libertà dei popoli, i sanguinari colpi di coda de dittatori e i massacri, il sangue versato, tutto ciò si liquida con prudenti richiami alla contenzione, senza puntare il dito verso il despota di turno. E punto.
  I timori possono anche essere comprensibili, ma ci sono priorità irrinunciabili.
  Beh, a vedere e ad ascoltare si ha voglia di dimettersi. Dimettersi dall’Europa, dall’Occidente, da questa nostra ipocrita società che comincia a fare schifo.

domingo, 20 de febrero de 2011

(46) Los pueblos árabes revueltos piden libertad y democracia. La prensa, ahora juez y ayer cómplice
I popoli arabi convulsi esigono libertà e democrazia. La stampa, ora giudice e ieri complice

Acompañado por la LXI edición del festival de la canción italiana de Sanremo (¡Finalmente buena música, buena sátira y hasta momentos de alta pedagogía histórica, entre una canción y la siguiente!) he aquí otro fin de semana con kilos de periódicos borrachos por su gran capacidad de prever el pasado. Son eso periódicos que el sábado y el domingo – dicen – pueden dedicar más espacio al análisis y a la reflexión. Se mira sobre todo al mundo medioriental, magrebí y árabe en general, con mucha atención hacia esta ola de cambios, todos in progress y de los que sería una osadía vaticinar el futuro, y se entonan unos mea culpa que suenan a lloriqueo general. Con mucha hipocresía y pésima memoria, se estigmatizan las posturas hasta aquí mantenidas por Occidente, por nuestra Europa, para afianzar la “mano dura” que exorcizaba nuestros opulentos miedos occidentales.
  Si en todos los análisis hubiese una suficiente dosis de buena fe, de profunda sinceridad y de auténtico propósito de enmienda radical en las actitudes, las de las sociedades y las de los estados, bien, en ese caso los pecados del pasado podrían ser perdonados y sobre ese perdón se podría hilvanar también nuestro cambio. Ese que, una vez por todas, tendría que llevar a tratar “au pair” a nuestros directos interlocutores de la otra orilla mediterránea y del área medioriental.
   Tengo mis dudas. Todavía prevalecen, y están profundamente radicados en nuestras sociedades, todos los prejuicios de nuestra doble moral. “Esos – piensan muchos y también demasiados entre los que tienen papeles y responsabilidades institucionales – no son como nosotros, no están preparados para una democracias como las nuestras. Hay que vigilarles, acompañarles, tutelarles, pero sin que se note demasiado para no chocar contra su susceptibilidad”. Hay quienes esto lo escriben así de claro y quienes, sin embargo, prefieren la prudencia de la hipocresía y de la insinuación entre líneas. Y ocurre sea en las posiciones conservadoras, sea en las liberales, como también en las pseudoradicales y en el llamado progresismo que alterna el pragmatismo cuando tiene el poder con el blablablá cuando no tiene la responsabilidad de tomar decisiones o de ubicarse en posiciones claras .
  Pero no es de las contradicciones de los políticos o de los miedos de las sociedades de lo que quiero hablar en esta sede. Quisiera sencillamente que el lector de la prensa diaria, una prensa frecuentemente demasiado miope y provinciana, prestara su atención a la facilidad y soltura de periodistas y cabeceras cuando reprenden. Los mismos que, desde la izquierda, la derecha y el centro, han sostenido por muchas décadas la realpolitik a golpe de artículos, crónicas parciales y editoriales llenos de palos y zanahorias, esos mismos están hoy entre los que critican, acusan, tachan, censuran y desnudan los errores y las injusticias de nuestras políticas occidentales.
  Ni una palabra, o a lo sumo muy pocas, sobre la complicidad de nuestro cobarde e injusto paternalismo, relleno de fantasmas y de nuestros miedos, inundado por hectolitros de tinta y toneladas de papel que en las últimas décadas, y no sólo, a esas políticas han ofrecido un fuerte sostén. Sé muy bien que para la prensa, de cualquier tendencia, es arduo rectificar, admitir errores repetidos en el tiempo. Pero por una vez hay que decirlo: en el kiosco, en pantalla, y en los últimos tiempos también on line, somos culpables tanto cuanto lo han sido y todavía lo son los que nos gobiernan. Sé bien que la mía, conociendo nuestra profesión, es una utopía. Pues como dicen también mis amigos, los vecinos de enfrente del Mediterráneo, la esperanza es la última en morir. ¡Inch’Allah!    
Accompagnato dalla LXI edizione del Festival della canzone italiana di Sanremo (finalmente buona musica, buona satira e persino momenti di alta pedagogia storica, tra una canzone e l’altra!) ecco un ulteriore fine settimana con chili di quotidiani ebbri del senno del poi. Sono quei giornali che il sabato e la domenica – si dice – possono dedicare più spazio all’analisi e alla riflessione. Si guarda soprattutto al mondo mediorientale, maghrebino e arabo in generale, con grande attenzione per quest’ondata di cambiamenti, tutti in progress e di cui è azzardato vaticinare il futuro, e s’intonato mea culpa che suonano a piagnisteo generale. Con molta ipocrisia e altrettanta pessima memoria, ci si duole degli atteggiamenti fin qui mantenuti dall’Occidente, dalla nostra Europa, a sostegno della “mano dura” che esorcizzava le nostre opulente paure occidentali.
  Se in tutte le analisi ci fosse una sufficiente dose di buona fede, di profonda sincerità e di autentico proposito di svolta radicale negli atteggiamenti, degli individui e degli Stati, beh, a quel punto i peccati del passato potrebbero essere perdonati e su quel perdono si potrebbe imbastire anche la nostra svolta. Quella che, una volta per tutte, dovrebbe condurre a trattare “au pair” i nostri diretti interlocutori dell’altra sponda mediterranea e dei dintorni mediorientali.
  Ne dubito. Prevalgono ancora, e sono profondamente radicati nelle nostre società, tutti i pregiudizi della nostra doppia morale. “Quelli pensano molti e purtroppo troppi tra chi ha ruoli e responsabilità istituzionali non sono come noi, non sono preparati per una democrazia come le nostre. Devono essere vigilati, accompagnati, tutelati, ma senza che si noti troppo per non urtare suscettibilità”. C’è chi questo lo scrive a chiare lettere e chi, invece, preferisce la prudenza dell’ipocrisia e dell’insinuazione tra le righe. E accade sia nelle posizioni conservatrici sia in quelle liberali, come pure nelle pseudo-radicali e nel cosiddetto progressismo che alterna il pragmatismo quando detiene il potere con il blablabla quando non è costretto ad adottare decisioni o a prendere precise posizioni.
  Non è però delle contraddizioni dei politici o delle paure delle società che mi voglio occupare in questa sede. Vorrei semplicemente che il lettore della stampa quotidiana, una stampa troppo spesso miope e provinciale, prestasse attenzione alla frequente facilità e disinvoltura dei giornalisti e delle testate quando rimproverano. Gli stessi che, da sinistra, da destra e dal centro, hanno sostenuto per decenni la realpolitik a colpi di articoli, cronache parziali ed editoriali cerchiobottisti, ecco propri quelli stanno oggi tra coloro che criticano, accusano, bollano, censurano e mettono a nudo gli errori e le ingiustizie delle nostre politiche occidentali.
  Non una parola, o comunque pochissime, sulla complicità del nostro vigliacco e ingiusto paternalismo, farcito dai fantasmi delle nostre paure, inondato da ettolitri d’inchiostro e tonnellate di carta che negli ultimi decenni, e non solo, a quelle politiche oggi criticate hanno offerto un forte sostegno. So bene che per la stampa, di qualsiasi tendenza, è arduo rettificare, ammettere errori reiterati nel tempo, ma per una volta diciamolo: all’edicola, sullo schermo e ultimamente anche on line, siamo colpevoli tanto quanto lo sono stati e sono ancora coloro che ci governano. So che la mia, conoscendo la nostra professione, è un’utopia. Mah, come dicono anche i miei amici dirimpettai del Mediterraneo, la speranza è l’ultima a morire. Inch’Allah!

viernes, 18 de febrero de 2011

(45) Una coma entre la vida y la muerte
Una virgola tra la vita e la morte

Nunca agradeceré suficientemente haber pasado por el latín y el griego en mis estudios juveniles. Y nunca sentiré suficientemente que las siguientes generaciones hayan progresivamente abandonado esas dos fuentes de nuestras lenguas, fuentes que entre sus utilidades prácticas más inmediatas tienen la de construir las frases, comprender las etimologías y colocar en su correcto lugar la puntuación.
  Lo digo porque no hay día en el que, a la hora de leer los periódicos, no me tope con decenas y decenas de frases en las que veteranos periodistas olvidan que existen la coma, el punto y coma o el más firme punto. Signos que, entre otros, son importantes instrumentos para permitir tomar aliento o inducir al lector a la correcta comprensión.
  Quiero detenerme en la aparente nimiedad de la coma, esa separación que por algún motivo veo, con alta frecuencia y sin conseguir comprenderlo, colocada para separar el sujeto del verbo. Es algo que me irrita y no poco, sobre todo porque de los signos de puntuación creo que la coma es la que más se presta a moldear y hacer inteligibles nuestros textos. Hasta el punto de que, cuando se coloca indebidamente, donde quisimos decir digo alguien será inducido a entender que pensábamos en Diego.
  Muchos alumnos que han tenido la amabilidad de asistir a algunos de mis cursos sobre periodismo, a charlas o clases en universidades o academias, recordarán que les hice escribir en la pizarra una frase latina: “Ibis redibis non morieris in bello”. Es mi muletilla preferida porque creo que ninguna frase, come esta profecía atribuida a la Sibila Cumana y también a su hermana Apenínica, otorga a la tan maltratada coma el lugar, la dignidad y la importancia que le corresponde.
  Una importancia vital que será fácil comprender también para quienes no hayan tenido la suerte de estudiar latín. Pues parece ser que un soldado romano, antes de partir hacia la guerra, viajó hasta el antro de la Sibila para que esta le vaticinara el futuro. Y la muy ambigua mujer sentenció: “Ibis redibis non morieris in bello”, lo que en castellano llano significa “Vete tú a saber...”. El quid de la cuestión reside en la ausencia de comas en la frase y de la total ausencia de entonación en el responso oral de la Sibila. Pero tampoco una colocación alegre de la puntuación aclararía las cosas.
  Aquí estamos antes una cuestión de vida o muerte. Si escribiésemos “Ibis, redibis, non morieris in bello”díriamos “Irás, volverás, no morirás en la guerra”. Pero las cosas se tornarían trágicas escribiendo “Ibis, redibis non, morieris in bello” porque la traducción sería “Irás, no volverás, morirás en la guerra”. Más claro, agua. Más claridad sobre la importancia de la modesta coma, imposible.
  El latín nos ofrece en este caso un magnífico ejemplo. Pero no es único ya que todas las lenguas pueden demostrar, hasta con una sonrisa, lo que dan de sí la tan maltratada coma y los demás signos. Os regalo un ejemplo del inglés.
  Woman without her man is nothing” no queda claro. Vamos, entonces, a colocar una coma y así, escribiendo “Woman, without her man, is nothing”, afirmamos que la mujer, sin su hombre, no es nada. Pero si con la colaboración de los dos puntos escribimos “Woman: without her, man is nothing”, entonces seremos nosotros, los hombres, titulares de una ubicación a ras del suelo.
  Pues puntúen. Por favor y para que se les entienda. Y mucho más cuidado tendremos que tener quienes, manejando a diario más de una lengua, nos enfrentamos, además, con toda la corte de los “falsos amigos”. Que son numerosos, también en la puntuación.











Mai e poi mai sarò sufficientemente grato di essere passato per il latino e il greco nei miei studi giovanili. E mai mi spiacerà sufficientemente che le seguenti generazioni abbiano progressivamente abbandonato queste due fonti delle nostre comuni lingue, fonti che tra le loro utilità pratiche più immediate hanno quella di costruire le frasi, comprendere le etimologie e collocare nel luogo corretto la punteggiatura.
  Lo dico perché non c’è giorno in cui, al momento di leggere i giornali, non m’imbatta in decine e decine di frasi nelle quali veterani giornalisti dimenticano che esistono la virgola, il punto e virgola o il più secco punto. Segni che, tra gli altri, sono importanti strumenti per consentire di prendere fiato o per indurre il lettore alla corretta comprensione.
  Mi voglio soffermare nell’apparente leggerezza della virgola, questa separazione che per qualche motivo vedo, con molta frequenza e senza capirne la causa, ubicata come separazione tra il soggetto e il verbo. È qualcosa d’irritante, e non poco, soprattutto perché tra i segni della punteggiatura ritengo che la virgola sia quello che più si presta a configurare e rendere intellegibili i nostri testi. Fino al punto in cui, quando la virgola è collocata maldestramente, saremo indotti a capire fischi per fiaschi.
  Molti alunni che hanno avuto la cortesia di assistere a qualcuno die miei corsi di giornalismo, a colloqui o lezioni in università o accademie, ricorderanno che feci scrivere sulla lavagna una frase latina: “Ibis redibis non morieris in bello”. È la mia preferita perché credo che nessuna frase, come questa profezia attribuita alla Sibilla Cumana e pure alla consorella Appenninica, conferisca alla tanto bistrattata virgola l’ubicazione, la dignità e l’importanza che merita.
  Un’importanza vitale che sarà facile comprendere anche per chi non ha avuto la fortuna di studiare il latino. Sembra, dunque, che un soldato romano, prima di partire per la guerra, si recò all’antro della Sibilla affinché questa gli vaticinasse il futuro. E così l’ambigua donna sentenziò: “Ibis redibis non morieris in bello”, che in poche parole significa “Vallo a sapere…”. Il nodo della questione risiede nell’assenza di virgole nella frase e della mancanza d’intonazione nella risposta orale della Sibilla. In ogni caso, neppure una disinvolta sistemazione della punteggiatura avrebbe fatto chiarezza.       
  Qui ci troviamo dinanzi a una questione di vita o di morte. Se scrivessimo “Ibis, redibis, non morieris in bello”, diremmo “Andrai, tornerai, non morirai in guerra”. le cose, invece, andrebbero male scrivendo “Ibis, redibis non, morieris in bello” perché la traduzione sarebbe “Andrai, non tornerai, morirai in guerra”. Più chiaro di così, impossibile. Più chiarezza di questa sull’importanza della modesta virgola, impossibile.
  Il latino ci offre in questo caso un magnifico esempio, ma non è l’unico perché tutte le lingue possono dimostrare, persino con un sorriso, quanto possono apportare la tanto maltratta virgola e gli altri segni. Vi offro un esempio dell’inglese.
  Woman without her man is nothing” non fa chiarezza. E allora, collochiamo una virgola e, scrivendo “Woman, without her man, is nothing”, affermiamo che la donna, priva del suo uomo, è meno di niente. Se però, con la collaborazione dei due punti, scriviamo “Woman: without her, man is nothing”, allora saremo noi, gli uomini, titolari di un’ubicazione che ci farebbe mordere la polvere.
  Fate uso della punteggiatura. Per favore e per farci capire. E ancora, molta attenzione dovremo prestare noi che, con l’uso quotidiano di più lingue, dobbiamo fare i conti anche con tutta la corte dei cosiddetti “falsi amici”. Sono numerosi, anche a causa della punteggiatura.

domingo, 13 de febrero de 2011

(44) Ministro de Textos Exteriores
Ministro dei Testi Esteri

¿Podría un periodista leer párrafos de un artículo creyéndolo propio y sin sospechar mínimamente que nunca lo escribió?
  Lo dudo, lo dudo y mucho.
  Pero en política las cosas discurren por otros cauces. Y puede ocurrir – como ha ocurrido – que un ministro de Asuntos Exteriores lea varios párrafos del discurso de un colega sin darse cuenta de que está defendiendo la posición de otro país, no del que es su patria.
  Increíble (bueno, tampoco mucho…), acaba de ocurrir nada menos que en el Consejo de Seguridad de la Onu. Allí, tan tranquilo hasta que alguien de su entorno no le hiciese notar el error, el Sr. Somanahalli Mallaiah Krishna, más conocido por obvios motivos como S.M. Kishna, leyó unas cuantas parrafadas (¡cinco minutos!) del discurso de su colega portugués, Luis Amado, cuyo texto había quedado en la mesa.
  Aquí tienen el video. Les ahorro las risas, las polémicas y las preocupaciones que vinieron después y que Uds. pueden imaginar. Pero déjen que por una vez saque de este episodio una pequeña revancha. Algo así, salvo borrachera, a un periodista nunca le podría pasar. Porque lo que escribimos lo escribimos nosotros mismos, con todas sus consecuencias.
 
 
Potrebbe un giornalista leggere interi capoversi di un articolo ritenendolo proprio e senza sospettare minimamente che mai lo scrisse?
  Ne dubito, ne dubito e molto.
  In politica, però, le cose sono diverse. E così può accadere – com’è accaduto – che un ministro degli Esteri legga diversi capoversi del discorso di un collega senza rendersi conto che sta difendendo la posizione di un altro paese, non del proprio.
  Incredibile (beh, neppure molto…), è appena accaduto niente meno che al Consiglio di Sicurezza dell’Onu. In quella sede, con tranquillità finché qualcuno dell’entourage non gli ha fatto notare l’errore, il signor Somanahalli Mallaiah Krishna, più noto per ovvi motivi come S.M. Kishna, ha letto alcuni capoversi (cinque minuti!) del discorso del suo collega portoghese, Luis Amado, il cui testo era rimasto sul tavolo.
  Potete vedere il video qui sopra. Vi risparmio le risate, le polemiche e le successive preoccupazioni che potete immaginare. Lasciatemi, però, almeno per una volta, che mi prenda una piccola rivincita. Qualcosa di simile, salvo sbornia, a un giornalista non potrebbe mai accadere. Perché ciò che scriviamo lo scriviamo noi stessi, con tutte le conseguenze.

viernes, 11 de febrero de 2011

(43) Comunicación humor y esperanza
Comunicazione, umore e speranza

  Egipto. Una revolución muy juvenil, muy informatizada, toda on line. También una revolución bastante pacífica, dentro de lo que cabe, en la que tampoco ha faltado el humor, hasta cuando las cosas estaban muy confusas y se pasaba de la euforia a la frustración. Este es un ejemplo de ese humor, en Twitter.
  Egitto. Una rivoluzione molto giovanile, molto informatizzata, tutta on line. Anche una rivoluzione abbastanza pacifica, in grande misura, nella quale non è mancato neppure l'umore, perfino quando le cose si facevano molto confuse e si passava dall'euforia alla frustrazione. Questo è un esempio di quell'umore, in Twitter.


  Y finalmente, esta tarde, la noticia. La "desinstalación continúa". Si todo acaba bien, será también un triunfo de la comunicación. ¡Inch'Allah!
  E finalmente, oggi pomeriggio, la notizia. La "disinstallazione" continua. Se tutto procederà per il meglio, sarà anche una vittoria della comunicazione. Inch'Allah!

jueves, 10 de febrero de 2011

(42) La libertad de expresión de los imbéciles suele producir imbecilidades. Mucho más numerosas y evidentes en el anonimato on line
La libertà d'espressione degli imbecilli è solita produrre imbecillità. Molto più numerose ed evidenti nell'anonimato online

La noticia:
La notizia:


Y aquí van algunas de las muchas opiniones de los internautas:
Ed ecco alcune tra le molte opinioni degli internauti:


Esto no quita que, dentro de los límites fijados democráticamente con consenso social, seguiré defendiendo el derecho de cada uno a expresarse libremente. Pero tenemos que esperar estas cosas, que son sencillamente un ejemplo, la punta de un inmenso, repugnante y sin embargo democrático iceberg.
  Lástima, además, que la madre de los imbéciles esté permanentemente embarazada y que sus partos sean a menudo múltiples.

Ciò non toglie che, entro limiti legali fissati democraticamente con consenso sociale, continuerò a difendere il diritto di ciascuno a esprimersi con libertà. Dobbiamo però fare i conti anche con queste cose, che sono semplicemente un esempio, la punta di un immenso, ripugnante ma democratico iceberg.
  Purtroppo, la madre degli imbecilli è permanentemente incinta e i suoi parti sono spesso plurimi.

martes, 8 de febrero de 2011

(41) Sujeto, verbo y… despedido
Soggetto, verbo e… licenziato

Decían los latinos que “in vino veritas” y en un buen periodismo la verdad tendría que triunfar siempre. Pero hay que contar con los riesgos.
  En la Red se entrelazan desde hace mucho tiempo apasionados debates sobre el “periodismo ciudadano”, el “autoperiodismo” y hasta sobre la “ciberlibertad de expresión” porque – dicen – se trata del “acceso democrático a los medios”.
  No quiero, ahora entrar en el debate ni abrazar una u otra tesis. De las insidias, de los riesgos y de la dudosa  fiabilidad de estas formas de comunicación ya hablaremos en otro momento.
  También hablaremos de los tiros que salen por la culata cuando, como en el caso de la profesora-sommeiller, alguien quiere hacer autoperiodismo siendo de la noticia el sujeto, el verbo y el predicado. Y también… el parado.


I latini dicevano che “in vino veritas” e in un buon giornalismo la verità deve sempre trionfare. Bisogna però fare i conti con i rischi.
  Nella Rete si rincorrono da molto tempo appassionati dibattiti sul “giornalismo cittadino”, sull’”auto-giornalismo” e  persino sulla “ciber-libertà d'espressione” perché – dicono – si tratta dell’”accesso democratico ai media”.
  Non intendo, adesso, entrare nel dibattito e neppure abbracciare una o l’altra tesi. Delle insidie, dei rischi e della scarsa affidabilità di queste forme di comunicazione parleremo in altri momenti.
  Parleremo anche dei tiri che escono dalla culatta quando, come nel caso della professoressa-sommeiller, c’è chi intende fare auto-giornalismo ed essere della notizia il soggetto, il verbo e il predicato. E pure… il disoccupato.

lunes, 7 de febrero de 2011

(40) Cuando se trata de la vida humana, no hay matices
Quando si tratta della vita umana, non ci sono sfumature

«…han denunciado el exponencial aumento del número de ejecuciones desde principios de año “en ausencia de los mínimos estándares internacionales”… ».
  A lo mejor habrá quien objetará que estoy hilando muy fino y hasta que estoy exagerando. Y también habrá quien sostendrá que una declaración se entrecomilla y se deja tal cual, guste o no guste.
  De acuerdo, pero… Hay unos cuantos “peros” que quisiera compartir. Cuando esta mañana leía, en un diario español de difusión nacional, el reportaje sobre la pena de muerte en varios países, esa frase, puesta en boca del representante de un conocido organismo que defiende los derechos humanos, paré en seco. No me gustó nada y, sobre todo, no me gustó que la periodista, aun respetando la literalidad de la cita, no la apostillara visto que se trataba de un artículo complejo, amplio y con mucha opinión, no de una fría entrevista con secas preguntas y respuestas.
  Soy militante, sin matices, contra la pena de muerte. No me interesan las causas, el contexto, la cultura y cualquier otro tipo de consideración. Creo firmemente que la vida humana no se toca. Nunca.
  Por eso, dejar que el lector reciba sin comentario alguno el mensaje de que hay penas de muerte y penas de muerte, algunas más rechazables porque infligidas «en ausencia de los mínimos estándares internacionales», no me gusta ni me convence. Entiendo que pueda haber más o menos sufrimiento, que haya hasta quienes se atrevan a hablar de “estética del ajusticiamiento” y de métodos bárbaros. Pero creo que dejar pasar estos “matices” desvía del mensaje central: el «no» rotundo, sin concesiones, al “asesinato legal”, que nunca es justicia, más bien una venganza colectiva o una brutal  admonición de quienes ostentan el poder.
  Creo que el periodista tiene que tomar distancias, que ofrecer relatos y opiniones ajenas con la máxima fidelidad. Pero en tres o cuatro cosas, y la vida humana es la primera de la lista, no podemos limitarnos a ser meros transcriptores de mensajes erróneos, equívocos. Allí hay que ser vigilantes y hasta militantes.


«…hanno denunciato l’esponenziale aumento del numero delle esecuzioni dall’inizio dell’anno “in assenza dei minimi standard internazionali”…».
  Forse ci sarà qualcuno che obietterà che sto cercando il pelo nell’uovo e persino che sto esagerando. Ci sarà poi chi sosterrà che una dichiarazione si riporta tra virgolette e si lascia così, piaccia oppure no.
  D’accordo, ma… Ci sono alcuni “ma” che vorrei condividere. Quando, stamani, su un quotidiano spagnolo a diffusione nazionale, leggevo il reportage sulla pena di morte in diversi paesi, quella frase, in bocca al rappresentante di una nota organizzazione che difende i diritti umani, mi ha bloccato. Non mi è proprio piaciuta e, soprattutto, non mi è piaciuto che la giornalista, pur rispettando la testualità dell’affermazione, non l’abbia commentata, se consideriamo che si trattava di un articolo complesso, ampio e con molte opinioni, non di una fredda intervista con botta e risposta.
  Sono militante, senza riserve, contro la pena di morte. Non m’interessano le cause, il contesto, la cultura e qualsiasi altra considerazione. Credo fermamente che la vita umana non si debba toccare. Mai.
  Per questi motivi, lasciare che il lettore sia raggiunto senza commenti dal messaggio che ci sono pene di morte e pene di morte, alcune più riprovevoli perché inflitte «in assenza dei minimi standard internazionali», proprio non mi va giù, non mi convince. Comprendo che ci possa essere maggior o minore sofferenza, che ci sia persino chi osi parlare di “estetica dell’esecuzione” e di metodi barbari. Credo, però, che lasciar passare queste “sfumature” devia dal messaggio centrale: il «no» secco, senza concessioni, all’”assassinio legale”, che mai è giustizia; è sempre una vendetta collettiva o un brutale ammonimento di chi detiene il potere.
  Credo che il giornalista debba prendere le distanze, che debba offrire la narrazione di altrui opinioni con la massima fedeltà. In tre o quattro cose, però, e la vita umana sta al primo posto, non possiamo limitarci al ruolo di meri trascrittori di messaggi erronei, equivoci. In quei casi dobbiamo essere vigilanti e persino militanti.

sábado, 5 de febrero de 2011

(39) Por su propio nombre
Con il loro nome

Siempre he creído que, más que las palabras, cuentan las intenciones con las que se pronuncian. Me acuerdo de un querido viejo amigo del que perdí las pistas: Christian, que un tiempo fue también mi médico de cabecera. Decía que le dejaran en paz, que no le tomaran el pelo, que él no era “de color”. «Mejor, dicho – matizaba – soy de un color, pero se da el caso de que este color es negro. Pues soy negro».
  Viene a cuento, todo esto, de los giros que leemos en los medios cuando se quiere utilizar el eufemismo, lo políticamente correcto, para evitar definir algo que suena a siniestro o a “maldito”. Ocurre sobre todo cuando los medios se refieren a las enfermedades, a una enfermedad.
  No se llama “larga enfermedad”, “grave enfermedad”, “penosa enfermedad”. Se llama cáncer y hay que decirlo así, con todas su letras. Porque para comenzar a combatir a un enemigo, lo primero que hay que hacer es definirlo. Sobre todo cuando se puede vencer. Porque hoy, hoy al cáncer a menudo se le gana la batalla.
Ho sempre creduto che, più che le parole, contano le intenzioni con cui si pronunciano. Ricordo un caro vecchio amico di cui ho perso le tracce: Christian, che un tempo fu pure il mio medico di fiducia. Diceva che lo lasciassero in pace, che non lo prendessero in giro, che lui non era “di colore”. «O meglio – precisava – io sono di un colore, ma il fatto è che questo colore è nero. Sono dunque negro».
  Lo ricordo a proposito delle perifrasi che si leggono nei media quando si vuole utilizzare l’eufemismo, il politicamente corretto, per evitare di definire ciò che suona sinistro o “maledetto”. Capita soprattutto quando i media si riferiscono a malattie, a una malattia.
  Non si chiama “penosa malattia”, “lunga malattia”, “grave malattia”. Si chiama cancro e si deve dire proprio così, con tutte le sue lettere. Perché per cominciare a combattere contro un nemico, la prima cosa che si deve fare è definirlo. Soprattutto quando può essere vinto. Perché oggi, oggi il cancro molto spesso finisce sconfitto.

jueves, 3 de febrero de 2011

(38) Trazos que valen mil palabras
Tratti che valgono come mille parole

No voy a descubrir nada nuevo. Pero ¿cuántas veces, ante la incertidumbre de un momento crítico, hemos escrito ríos de tinta para al final declarar que no lo tenemos claro? Pues a menudo, diría que ocurre cotidianamente ya que si hay un pecado frecuente en nuestra, y en otras profesiones cercanas, es el de querer ser oteadores, brujos, astrólogos, psicólogos de masas y lo que sea, con que vislumbrar el horizonte.
  Hay que envidiar – con sana envidia – a esos columnistas del trazo que a menudo, con la genialidad de la síntesis dibujada, concentran todas las inquietudes de una sesuda y brumosa columna en una simple viñeta, que de simple tiene muy poco. Ahora, cuando todos nos preguntamos qué va a pasar en Egipto, donde la gente lleva once días clamando por pan y democracia, el genial Clay Bennett, del Chattanooga Times (Tennessee), saca la más clara de las columnas. Bueno, más que columnas, pirámides. Las preguntas del momento – quién tomará las riendas, con todo lo que eso implica en el escenario local e internacional – son más que claras.
  Me gustó tanto que esta mañana, en televisión, llevé a pantalla la viñeta. Estoy seguro de que todos comprendieron, ahorrándose la lectura de muchas líneas.
¡Chapeau!
(Gracias a María Camarzana)

Non scopro nulla di nuovo. Eppure, quante volte, dinanzi all’incertezza di un momento critico, abbiamo scritto fiumi di parole per poi, alla fine, ammettere che le cose non ci sono chiare. Molto spesso, direi che capita ogni giorno perché se c’è un peccato frequente nella nostra professione, e in altre adiacenti, questo è il voler intravedere, essere maghi, astrologi, psicologi di masse e qualsiasi altra cosa  che ci consenta di aver chiaro l’orizzonte.
   Dobbiamo invidiare – con sana invidia – quegli editorialisti del tratto che spesso, con la genialità della sintesi disegnata, concentrano tutte le inquietudini di una cervellotica e nebbiosa colonna in una vignetta semplice, che di semplice in realtà ha ben poco. Ora, quando tutti c’interroghiamo su che cosa potrà accadere in Egitto, dove la gente da undici giorni clama per pane e democrazia, il geniale Clay Bennett, del Chattanooga Times (Tennessee), pubblica la più chiara delle colonne. Beh, più che colonne, piramidi. Le domande del momento – chi prenderà in mano le redini della situazione, con tutto ciò che significherà nello scenario locale e internazionale – sono più che chiare.
  Mi piacque tanto che stamani, in televisione, portai la vignetta sugli schermi. Sono sicuro che tutti abbiano capito al volo, risparmiandosi la lettura di molte righe.
  Chapeau!
(Grazie a María Camarzana)

miércoles, 2 de febrero de 2011

(37) Copiando, que es gerundio
Copiando, un gerundio

Alguien podría objetar que no es para tanto, que en realidad un multimillonario es alguien que posee multitud de millones. Vale.
  Pero, en serio, esto del “copia y pega” hace auténticos estragos, en las redacciones induce a la pereza y el sucesivo olvido del deber de control contribuye a estos divertidos y sin embargo preocupantes resultados.
  Este titular, ahora, cuando estoy escribiendo estas líneas, aparece en Google multiplicado por 13.201. Son las veces que se repite, sin que nadie se diese cuenta en su momento de lo que estaba poniendo en página.
  Permitidme un recuerdo. Es de mis años turineses, cuando no había surgido ni la hipótesis de Internet pero comenzaban a aparecer nuevas tecnologías en las redacciones. En ese gran periódico que es La Stampa entraban los ordenadores de nueva generación y nuevos programas informáticos, finalmente las agencias se podían leer en pantalla. Pero alguien, alguien con la vista larga y que conocía muy bien a los periodistas, tuvo la brillante idea de decir un “no” muy determinado. Nada de poner en comunicación las agencias con los programas de redacción. Ya existían las primeras versiones de Windows y ese brillante director intuyó los posibles estragos del “copia y pega”.

C’è chi potrà obiettare che non è la fine del mondo, che in realtà un multimilionario è chi possiede moltitudine di milioni. Bene.
  A parte gli scherzi, questo del “copia e incolla” sta facendo autentiche stragi, nelle redazioni induce alla pigrizia e la successiva dimenticanza del dovere di controllo contribuisce a questi divertenti ma anche preoccupanti risultati.
  Questo titolo, quando sto scrivendo queste righe, compare in Google moltiplicato per 13.201. È il numero delle occasioni in cui ricorre senza che nessuno si rendesse conto di ciò che metteva in pagina.
  Consentitemi un ricordo. È dei miei anni torinesi, di quando ancora non si affacciava neppure l’ipotesi di Internet, ma nelle redazioni cominciavano a entrare nuove tecnologie. In quel gran giornale che è La Stampa entravano i computer di nuova generazione e nuovi programmi informatici, finalmente le agenzie si potevano leggere sullo schermo. In quei giorni ci fu qualcuno, qualcuno con la vista lunga, che ebbe la brillante idea di dire un “no” molto secco. Neppure a parlarne di mettere in comunicazione le agenzie con i programmi che servivano per redigere i testi. Già esistevano le prime versioni di Windows e quel brillante direttore intuì i possibili danni del “copia e incolla”.