Nos vemos, sin fecha ni horario fijo, en algunas pantalla o sintonía radio italiana o española. Y lo mismo ocurre en medios escritos. Tengo la inmensa suerte de no depender de nadie, de no deber nada a nadie y de poder opinar libremente cuando y donde solo yo lo considere oportuno.
«Fatti non foste a viver come bruti, ma per seguir virtute e conoscenza»
«No habéis sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtud y conocimiento»
Dante Alighieri, "La Divina Commedia", Inferno - canto XXVI

viernes, 19 de mayo de 2017

(260) Por favor, no es necesario que me llamen “Cavaliere”
Per favore, non è necessario che mi chiamiate “Cavaliere”


«O quam cito transit gloria mundi»
(Thomas von Kempen)




Llevaba bastante tiempo – poco menos de un año – con este blog abandonado a su deriva por el proceloso océano de la www. ¿Por qué? Miren: si estuviéramos en un bar, les diría que porque no me daba la gana, por auténtica pereza. Pero es más cierto que, además de la pereza, tenía otras prioridades y a esto hay que dedicarle algo de tiempo.

Pues vuelvo, aunque no puedo prometer regularidad. Vuelvo, hasta que nada me lo impida, porque me ha ofrecido la ocasión un pretexto personal. Conozco muy bien a la mayoría de mis amigos y, explicita o disimulada, ya he visto venir en estos días algo de chanza (simpática, por supuesto) y también (no de muchos, la verdad) algunos intentos de sarcasmo que suelen arrancar de la desinformación. 

Ha ocurrido que el presidente de la República de Italia, Sergio Mattarella, ha firmado un decreto con el que me ha concedido el título de “Cavaliere” de la Orden de la “Stella d’Italia, considerada como la segunda condecoración por importancia que mi país otorga. Huelga decir como ya tuve ocasión de contestar ayer durante la ceremonia de entrega al embajador de Italia en España, D. Stefano Sannino que agradezco al Jefe del Estado y a su representante en España el alto honor de la distinción. ¡Faltaría más! Otros dirán si es merecida o no. 

Por lo visto, el título se me concede por una larga trayectoria profesional en el periodismo, con el tramo más largo cuatro décadas viviendo, narrando y analizando la Transición y el sucesivo apasionante recorrido sociopolítico y económico de España. Siempre manteniendo mi identidad italiana, pero con la máxima integración en la sociedad española y nunca limitándome a flotar en su superficie como un "guiri" de paso. 

La distinción se me concede también por mis múltiples actividades con acento ítalo-español / hispano-italiano y por muchas iniciativas que van desde el mundo de la solidaridad al de la sanidad, en España y en África, además de otros “berenjenales” con contenido cívico y solidario que han sido posibles gracias a la colaboración de instituciones de servicio que van desde el Samur al Summa, desde la Policía Nacional a la Guardia Civil, pasando hasta por los frailes franciscanos. Y la lista no es completa, porque en todos estos años he "dado la lata" e personas, empresas o instituciones para que "echasen un cable" solidario. 

Todo eso, con periodos de mayor o menor actividad, es desde varias décadas parte importante de otra parte de mi vida, la que siempre me ha ayudado a dormir mejor, con a menudo esa sensación impagable de la satisfacción de “haber intentado o haber hecho algo”. Y no quiero olvidar que esto se lo debo en gran parte a muchos, muchísimos amigos y amigas que han permitido mi intrusismo en sus profesiones de servicio y que me han prestado muy a menudo su desinteresada colaboración.

Bueno, ya están al tanto. Y ahora vamos a la puntualización. Les diré, y lo hago con tono semiserio, que mi “Cavaliere” no tiene nada que ver con ese otro título de “Cavaliere que reside en la memoria individual y colectiva de los españoles, por haberlo escuchado y leído a menudo en las noticias procedentes de Italia. Son situaciones y órdenes distintas y distantes, diría un presidente del gobierno español de la Transición. 😉

Nada más. No me queda que reiterar mi agradecimiento al presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, y a Uds., vosotros, dirigir un ruego: por favor, no es necesario que me llamen “Cavaliere”. Sigo siendo el que fui y seré.
  

Fue en el espléndido marco del Palacio de Amboage, sede de la Embajada de Italia en Madrid 

Para quienes tengan curiosidad, aquí el vídeo:






3 comentarios:

  1. Marisa Ramos22/5/17 15:50

    Ya lo tenía a Ud. por Caballero, "Cavaliere". Lo que ha hecho el Jefe del Estado es oficializarlo.
    Enhorabuena a los dos.

    ResponderEliminar
  2. Santi Herrero22/6/17 15:24

    Cuando tu país te reconoce algo sin que se lo pidas, no hace nada más ni nada menos que ponerte como ejemplo de algo. Y eso, en lo grande como en lo pequeño, es un mensaje de calado. ¡Enhorabuena, Cavaliere! Seguiré siguiéndole.

    ResponderEliminar

Los comentarios serán moderados - I commenti saranno moderati